domingo, 1 de febrero de 2009

Lunes 2 de febrero de 2009

Retratos Hablados
En defensa del poder
Viene expulsión de Sosa
Javier E. Peralta
TODO GOBERNANTE ESTÁ
obligado a planificar lo que será su sucesión por muy variadas razones. Desde las que implican la necesidad de intentar dar continudad a programas y proyectos que considera vitales para el desarrollo de la entidad que gobernó, hasta simplemente evitar la llegada de algún personaje resentido con su gestión, que buscaría a toda costa no sólo hundirlo en el olvido, sino, de plano, y si las circunstancias se lo permiten, en la más lóbrega de las prisiones.
El ejercicio del poder implica conocer este escenario, en el que de ningún modo puede existir una democracia pulcra y absoluta para la designación de eventuales sucesores, por la simple y sencilla razón de que esto sólo es propio o de inocentes sin sentido de lo que es la política, o de plano de tontos.
Algunos argumentarán que Ernesto Zedillo permitió el ingreso de México a una nueva etapa, porque decidió no oponerse en modo alguno a que Vicente Fox llegara a la Presidencia de la República.
En apariencia sí, pero es evidente que más allá de lo inicente que se pudiera ver, Zedillo adelantó que era el momento de cubrir apariencias y dejar muy en claro a la nación que su partido, el PRI, era necesario para que ésta sobreviviera. Para muestra un personaje como Fox, y a estas alturas creo que todos tenemos la certeza de que a su precario estado mental de salud, sumó un espíritu de ratero vulgar.
Es así que lo que pareció un gesto de gran demócrata no lo era, y por el contrario, formaba parte de un plan estratégico para dejar en claro al país que el Revolucionario Institucional no era el demonio, ni la encarnación del mal, y que mejor muestra que el payaso gritón que les gritaba “tepocatas y alimañas”, hundido hasta los bigotes en la corrupción.
Los filósofos no llegan por eso al poder ni llegarán, y cuando mucho se conformarán con estar cerca de un hombre o mujer que lo ejerce, para intentar orientarlo respecto a la forma de hacer el menos mal que pueda.
Acceder a esta condición de poderoso, lleva de inmediato a construir los esquemas que sean necesarios para conservarlo, o por lo menos no ser colocado en el nivel de caricatura. Nadie que haya tenido contacto con el poder puede quedar como si nada.
Y su búsqueda, su encuentro, provoca los enfrentamientos más encarnizados de que se tenga memoria.
Por eso siempre resultará inocente pensar que alguien hará lo humanamente posible por dejar ese que algunos califican como el cielo de nadie conocido. La oposición exigirá una democracia que después no practicará, los que aspiran a una nominación se dirán engañados cuando ellos han jugado ese juego una y mil veces. Todos participan en una historia que ya conocen de principio a fin, pero que insisten en manejar como fruto o producto de sopresas.
Es en todo lo anterior que fundamento la idea de que todo gobernante está obligado a planificar hasta la exageración su propia sucesión. Y está obligado a influir en lo que pueda, a valorar cada uno de los aspirantes a la nominación, hasta dar con el que garantice que no tome como primera acción hundirlo en el olvido demeritando cada una de sus obras.
Por supuesto que también alguien con el nivel necesario de lealtad para no estar tentado a sacrificarlo en público a la primera crisis que necesite de un chivo expiatorio. Son aspectos vitales, esenciales que todo aquel que haya tenido aunque sea el más mínimo de poder, conoce.
¿Y lo que convenga a la población?
Es de esperarse que se incluya en este proceso de selección, porque el poder lleva a las cumbres en que se desea con toda el alma pasar a la posteridad como un gobernante bueno. Insito: tocar siquiera el primer piso de ese castillo, hace que al concluir la estancia en el mismo, se entienda que todo es tan, pero tan pasajero, que es necesario dejar alguna huella.
Pocos no caen en la cuenta de ello, como no sea dementes como Fox, que hoy mismo mantiene la idea de que es propietario para toda la eternidad del castillo que se presta cada seis años a nuevos inquilinos.
De este modo, es evidente que en Hidalgo las manecesillas del reloj ya caminaron el tiempo necesario, para empezar a observar la implementación de una estrategia que nos hable de sucesores al gobernador Osorio.
Porque no sólo está en su derecho, sino de plano obligado a construir los instrumentos que le permitan tener una sucesión sin complicaciones, cuando son más de tres los que buscan a toda costa llegar al castillo y cortar cabezas en plena vía pública. Son más de uno que sin tener aún el poder en sus manos, ya enloquecieron y planean no cómo llegar al mismo, que ya lo consideran de su proiedad, sino la forma de que nadie y nunca se los quite.
Tiempos para seguir de cerca a todos y cada uno de los personajes que hoy, dentro del PRI, aspiran a esta posibilidad, y donde se mantiene en primer lugar la ahora aspirante a una diputación federal, Alma Carolina Viggiano Austria; en segundo, Jorge Rojo García de Alba, y en tercero, Ramón Ramírez Valtierra y Omar Fayad Meneses.
MINUTARIO.- GERARDO SOSA CASTELÁN, podría recibir tarjeta roja esta semana que arranca y de este modo quedar fuera de las filas tricolores, luego que así lo decida el Comité Ejecutivo Nacional de ese instituto político, situación que no le ha provocado insomnio al legislador federal priísta, quien en los últimos días ha decidido aplicar una política casi de corte militar al interior de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, donde todo maestro, alumno, investigador o de plano lo que se mueva, y que ose dirigir un comentario crítico hacia su proyecto de universo, recibirá a cambio temibles sanciones... Se afirma que el rector, Luis Gil Borja, está harto de esta situación pero no renunciará porque tampoco quiere pasar como “el que se enfermó porque así lo ordenaron”... Y por hoy es todo, nos leemos en la próxima.
peraltajav@gmail.com

(Texto publicado el lunes 2 de febrero de 2009, en la edición del diario matutino PLAZA JUÁRE, en Pachuca, Hidalgo)

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