martes, 2 de junio de 2009

Miércoles 3 de junio 2009

Retratos Hablados

Los “paladines” de la libertad de expresión
Valetina

Javier E. Peralta

INVOCAR EL DERECHO A LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN
, sin duda tiene plena justificación en casos como el del periodista Miguel Ángel Granados Chapa y el escritor Alfredro Rivera Flores, luego de la demanda de que fueron presa por parte del diputado federal tricolor, Gerardo Sosa Castelán.
Para nadie es desconocida la trayectoria de Granados Chapa en todo el país, ni de Rivera Flores en territorio hidalguense, por su verticalidad y compromiso real con las mejores causas de la sociedad mexicana.
En un litigio que está por cumplir los cinco años, los dos personajes citados han tenido que enfrentar un poder real del ex rector universitario, que ha dispuesto de un despacho de abogados para hacer valer su demanda, pésele a quien le pese.
Granados Chapa, parte fundamental de la historia del periodismo en nuestro país, ha dado cuenta de este proceso, e incluso decidió mantenerse al lado de Rivera Flores por la simple y sencilla razón de que es un hombre solidario con sus amigos y con sus principios.
Quien piense que no les asiste a los dos demandados, el derecho de invocar su derecho a la libertad de expresión, simplemente no quiere ver lo que es evidente.
Sin embargo, y al paso del tiempo, descubrimos que existe un abuso abierto, cínico del mismo por parte de personajes y personeros, que a toda costa buscan ser considerados como mártires de la libertad, cuando no son sino marionetas en manos del mismo titiritero que hoy mismo mantiene la demanda contra Granados y Rivera.
Negarse a ver la plataforma creada por el ex rector en tierras hidalguenses, con miras a lograr ser candidato a la gubernatura, es simplemente asunto de ciegos.
Porque en esa estructura bien delineada, no ha dudado en dar vida a un aparato de propaganda y presión, incluso de provocación, que insiste en generar la idea de que si existe un representante real y cierto en la defensa de la libertad de expresión, es él y sólo él.
El juego que se ha montado posee todos los elementos para auto erigirse como patrono de la verdad y las buenas costumbres, y en ese camino todos los demás pueden ser tachados de sumisos al poder y comparsas.
Es decir que de acusador y enemigo de dos personajes como Granados y Rivera, ahora empieza a propiciar a trasmano, la idea de que es agredido precisamente porque criticar al sistema que le dio vida.
La pelea no es pues por el derecho a la libertad de expresión, sino del personaje central que maneja con los aparatos de propaganda y ataque que ha creado, por supuesto a trasmano, aunque pocos desconocen los orígenes del mismo. Es decir: legal pero ilegítimo.
Resulta sin embargo lamentable la búsqueda incesante por querer hacerse pasar por mártires de las libertades, cuando el fondo visible, es un conflicto político, y en el que no se duda echar mano de los peones, a quienes exponen de manera irresponsable.
Entre los absurdos a los que por desgracia empezamos a acostumbrarnos, es a mirar con desenfado que un personaje que en sus últimos años de trabajo político he desembocado en una intolerancia preocupante, de pronto gire órdenes para acusar al enemigo de lo que siempre ha padecido: el nulo respeto a la libertad de expresión, y para muestra basta el asunto de Granados y Rivera.
Podrán ahora insistir en su versión megalómana de ser adalides y paladines de la justicia a través de sus aparatos de propaganda, pero el hecho real, sustancial, es que todos saben el origen, la mano que mueve con singular alegría a las marionetas del circo.
HOY HACE DOS AÑOS, Valentina nació.
Valentina es la bebé de mi hija.
Es por demás decir que la quiero mucho.
Tagore, el escritor hindú, que no “la Tagore” como dijo alguna vez la ignorante Martha Sahagún, dijo que el nacimiento de cualquier niño en el mundo, es la prueba irrefutable de que Dios conserva su fe en la humanidad.
Tenía razón, porque ese don que es la fe, y que por desgracia pocos pueden recibir, se distribuye a manos llenas en el momento exacto que un bebé se asoma al mundo. Quiero decir con lo anterior que empezamos a creer, a tener confianza, a descubrir los valores esenciales del amor.
Perdón por incluir esto que pudiera ser para una sección de estrictamente personal, como escribe el colega Alberto, pero siempre es de vital importancia dejar constancia de lo que nos acontece en la vida.
Valentina admira a “Botas”, el fiel acompañante de “Dora la exploradora”, y le gusta brincar e intentar dar manchicuepas (maromas en términos más claros) para celebrar cuando los personajes de la caricatura logran su meta. Se pone seria, mira y empieza a mover los brazos al ritmo de “lo hicimos, lo hicimos”.
Luego le da por pintar los sillones, la mesa, las paredes y se admira de que algún paisaje quedó plasmado en los lienzos improvisados que encuentra.
Valentina tiene fe en el mundo que le ha tocado vivir, es decir que cree en la gente, en todos y cada uno de los que la rodean, les tiene confianza.
Si me mira, estoy seguro que a su manera me lo dice: “te tengo fe”.
Supongo que eso es el amor: tener fe, tener confianza, absoluta confianza en quien se deposita ese don, el de la fe.
Le decía a usted que me lee: Valentina cumplió dos años este lunes, y no tengo la menor duda de que es una enviada de Dios, que distribuyó a manos llenas el día de su nacimiento el don de la fe, o lo que es igual, del amor.
Y por hoy es todo, nos leemos el próximo viernes.

peraltajav@gmail.com
(Texto publicado el miércoles 3 de junio en la edición del diario matutino PLAZA JUÁREZ, en Pachuca, Hidalgo)

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